No existe un estilo o un compromiso formal que nos dirija hacia una u otra materialización sino tan solo un proceso evolutivo donde lo único claro es la meta. Una vida plena con un entorno que nos ayude en nuestro propósito.
Ya sea en el trabajo o en nuestro hogar, todo lo que nos rodea nos modela, influye e incluso condiciona nuestro futuro y el de los nuestros.
Es en el conocimiento, la cultura y la propia experimentación donde se empiezan a fraguar esos pensamientos e ideas que buscan encontrar respuestas a los interrogantes que incesantemente aparecen y es en esta sopa primigenia de interacciones globales, deseos y realidades en donde se empiezan a formar nuevas propuestas para un posible futuro.